miércoles, 20 de abril de 2011

A pesar de todo, ¡se puede!



Probablemente no encuentres diseño o calidad en la estética e imagen del vídeo, pero sí lo encontrarás en las palabras de este valiente hijo de Dios. Toda su vida es una inspiradora historia de superación personal.

En la actualidad Rubén A. Gyöker vive en Libertador San Martín (Entre Ríos Argentina). Es miembro activo de la iglesia Adventista de Diamante Sur, en la que lleva más de 12 años colaborando en labores de predicación y visitación. Su gran pasión es "ayudar a la gente a comprender la Biblia y el gran amor de Dios por nosotros".

viernes, 15 de abril de 2011

"Tener" no es lo mismo que "Ser"



Muchas personas confunden el “tener” con el “ser”. 
Por eso existen tantas desigualdades. Por eso gobierna la indiferencia, el “todo vale”... “Todo vale”, dicen, mientras a mí me valga...

El sistema sobre el que está asentada nuestra realidad presente es egoísta y mezquino; aquello que nos rodea nos conduce a desear tener la cartera llena y así nos olvidamos de lo esencial, así nos encontramos con un corazón vacío, con una vida sin sentido. 
Tratamos de llenar nuestro “ser” con el “tener” y eso, nunca funcionará. 
Lo material se desgasta, la polilla y el óxido lo destruyen, los ladrones entran y roban. Lo material no puede satisfacer al corazón. 

No trates de llenar algo intangible con cosas. No busques colmar tu sentido de trascendencia con objetos que se pierden en el tiempo. Es inevitable. No se puede satisfacer lo inmaterial de nuestro “ser” con lo material del “tener”. 
Para “ser” completo, no es necesario “tener” más. 

Al fin y al cabo, cuando el dolor o la muerte, el llanto o las dificultades acampen frente a tu vida, ¿de qué servirá “tener” si no has “sido”?

Creación constante... ¿no crees?



Cuando leemos Génesis, pareciera que la creación de Dios acaba en 7 días, pero no quiero creer que sea así. De hecho, creo que sólo lo parece porque...
Necesito que Dios cree y re-cree mi vida día tras día. Necesitamos que Sus manos modelen cada momento nuestro ser y que Su aliento mantenga encendida la chispa vital, la fuerza del ser, del movimiento. Todo ello para, entre otras cosas, reconocer que nuestras capacidades son suyas y que nuestras incapacidades son el lugar donde Él se hace fuerte. También ese debe ser el sentido del séptimo día, del Sábado: mirar a Dios y admirar su obra, y darnos cuenta de la necesidad de volver a ser creados a su imagen y semejanza.