sábado, 20 de julio de 2013

La fe en la sociedad posmoderna (y II)


Reconociendo las limitaciones de quien escribe y teniendo en cuenta el panorama presentado, se proponen a continuación una serie de reflexiones breves con la oración de que sirvan como pistas en el laberinto contemporáneo de la fe. Creo profundamente que la comunidad cristiana tiene un propósito y que el mundo necesita escuchar y abrazar el mensaje de fe, esperanza y amor que Dios nos ha dado a través de Jesús. Su obra evangélica es ahora nuestra.

Lee el artículo en:
http://spectrummagazine.org/cafe_hispano/2013/07/18/la-fe-en-la-sociedad-posmoderna-y-ii

martes, 16 de julio de 2013

La fe en la sociedad posmoderna (I)



Esta primera parte nos sirve para situarnos ante el panorama de lo posmoderno y del fenómeno religioso. Puedes leer los primeros 3 puntos aquí: http://spectrummagazine.org/cafe_hispano/2013/07/11/la-fe-en-la-sociedad-posmoderna-i


En el siguiente artículo, con un carácter más práctico, proactivo y de diálogo, analizaremos:

4. ¿Una etapa transreligiosa, transconfesional y postcristiana?

5. ¿Cómo vivir una eclesiología cristiana relevante en la era posmoderna?
5.1. Jesús: paradigma universal
5.2. Eclesiología relacional: diálogo interno y externo
5.3. Referente moral: de la teoría a la práxisdel evangelio social
5.4. Brújula escatológica: horizontes y recreación
5.5. Comunicación y lenguaje: haciéndonos entender

6. Propuesta final

Será un placer leer tus comentarios y crecer en la reflexión.

jueves, 23 de mayo de 2013

Praxis de Amor, ejemplo de Cristo



Seamos claros. 
Basta de hablar del remanente encerrados en nuestra endogamia y etnocentrismo. Esa actitud de superioridad sobre otros grupos o culturas produce enanos espirituales cuyo narcisismo -«soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada...»- nos aleja de la realidad de la misión, del mundo y de nuestras propias necesidades -«...no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú» (Apocalipsis 3:17)-. 
La verdad doctrinal no nos hará entrar los primeros en el reino de Dios: «si alguno quiere ser el primero, que sea el último y el servidor de todos» (Marcos 9:35). 
Ese es el ejemplo de Cristo. Así es como él llegó a nosotros, así también nosotros debemos llegar hasta los demás. 
Esa es la única superioridad de la propuesta cristiana frente a otras cosmovisiones: el servicio, la igualdad y el amor.

lunes, 6 de mayo de 2013

No hay que "ganarse la vida"


Cómo nos han engañado...
Desde pequeños nos han dicho que “hay que ganarse la vida”. 
¡Pero si la vida es un regalo! ¡Ya la tenemos!
Pero no, nos hemos creído el cuento y hemos acabado renunciando a la verdadera vida para no parar de trabajar y “ganarnos la vida” (otra vez). Nos han vendido la moto. Y la hemos comprado (de nuevo). No renuncies a la vida. No la sacrifiques para vivirla porque te quedarás sin ella.

Te propongo que dejes de “ganarte la vida”, abras los ojos y te des cuenta de que lo que tienes que hacer es vivirla. Disfruta el regalo (que no es poco). 

miércoles, 1 de mayo de 2013

Referente moral y Praxis social


La religión cristiana no trata únicamente sobre la salvación personal, sino que también dialoga sobre el mal social que corrompe el alma y sobre nuestra colaboración transformadora para con quienes nos rodean. A esto llamamos evangelio social. Martin Luther King dijo que «quien acepta el mal pasivamente está tan mezclado con él como el que ayuda a perpetrarlo. Quien acepta el mal sin protestar, realmente está cooperando con él».

El ejemplo de Cristo nos muestra una existencia orientada hacia las necesidades de los demás. Jesús no habla de una entrega parcial de nuestro tiempo y vida a la voluntad de Dios, sino de una entrega total. La eclesiología, la comunidad de fe, tiene el potencial de convertirse en un referente moral para el mundo. No por ella misma, sino porque la ética de Jesús es una ética de máximos. Si la iglesia quiere ser relevante tiene que responder a las necesidades sociales actuales, responder humanamente desde principios divinamente inspirados. Praxis social: «todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena» (Mateo 7:26).

Si Pedro hubiese llevado la teoría a la práctica: «aunque todos te abandonen, yo no [...]. Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré» (Marcos 14:29-31), otro gallo hubiese cantado. ¿Qué diremos y haremos? Isaías 58; 61; Jeremías 22:16; Mateo 25:31-45; Santiago 1:27. Entonces la iglesia tendrá sentido.

viernes, 8 de marzo de 2013

Sobre posmodernidad y comunidad cristiana


La solución no está en una huída a un trascendentalismo espiritualista que se diluye vagamente. Finalmente no llena nuestro vacío de sentido (aunque algo es algo). La necesidad de la iglesia es que ésta se llene de Cristo. Alguien decía que si “Dios es amor” y Jesús es el verbo hecho carne, entonces “Jesús es amar”. Eso le falta a la iglesia. Profunda decisión de amar a su prójimo. Hay un divorcio entre la experiencia vital que Cristo propone y la realidad eclesiástica que la sociedad vive y percibe. En el plano teórico todo está claro. En la vivencia diaria, aunque sea una lucha, no tanto. Si podemos sacar algo bueno de una de las características de la posmodernidad es la vuelta a una religiosidad íntima. Podemos preguntarnos, pero ¿¡qué tiene esto de bueno!? El hecho de que, de alguna forma, nos recuerda e invita a interiorizar a Cristo antes de externalizarlo. En muchas ocasiones la iglesia ha sido demostración exterior de algo que no poseía en su interior. Hemos afirmado ser cristianos cuando no hemos tenido a Cristo en el centro, ni hemos llevado una vida como tales. El “imperativo social” de vivir una religiosidad interior debe favorecer el encuentro personal con Cristo para luego, a través del amor y de la fuerza de ese encuentro diario, saltarnos cualquier “tendencia social” y compartir en comunidad un mensaje y, sobretodo, una vida plena que sea reconocida como sobrenatural: “los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús.” - Hechos 4:13
Entonces la iglesia tendrá sentido

viernes, 1 de febrero de 2013

Corrupción. Mentira. Codicia.


Corrupción. Mentira. Codicia. 
No sólo las vemos, sino que nos gobiernan y las sufrimos. 
Aún con todo nos atrevemos a decir que la Biblia es un libro viejo. Una monserga pasada. Un cuento infantil. Un mito infeccioso. Leemos sus palabras y nos lanzamos a afirmar que son mandamientos de un dios enfadado que se deleita en el castigo y la prohibición. Pero más nos valdría reconocer nuestro error y abrazar sus principios. Algunos de ellos sanearían nuestras vidas, producirían sanas conductas y generarían paz de lo alto. Paz verdadera. Paz social. Paz del corazón. 
“No robes”. 
“No mientas”. 
“No codicies ninguna cosa que no te pertenezca” (Éxodo 20).
Creo que a Dios le importa bien poco el nombre de tu Religión, porque “en esto conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros”; o la Política, pues “su reino no es de este mundo”. Pero sé que está profundamente interesado en las Relaciones, ya que “este es el resumen de la ley: ama a tu prójimo como a ti mismo” (Gálatas 5:14); y en las Personas, quienes “deben velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás” (Filipenses 2:4).
Estos “divinos consejos” son un mensaje relevante. Una necesidad presente y actual. Protección para el desvalido y el entendido. Refugio para el débil y el poderoso. Justicia para unos y otros. Amor para todos. 
Mientras tanto, “manteneos firmes y aguardad con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca. ¡El juez ya está a la puerta!” (Santiago 5).

martes, 1 de enero de 2013

Abrir la boca vs. Abrir el corazón



Ora siempre. De ser necesario, usa palabras. 
Porque en la mayoría de las ocasiones una lágrima le dice a tu Papá más que mil de tus palabras; una sonrisa sincera más que cien páginas escritas; y una mirada humilde, incluso con los ojos cerrados y apretados, más que un libro entero. No pocas veces confundimos abrir nuestro corazón con abrir nuestra boca. ¡Y cuánto más nos valdría cerrarla y regalarle un espacio al noble silencio! Orar no es hablar con la boca, es hacerlo con toda tu mente y todo tu corazón. Es resquebrajar el yo y entregar tu interior, con sus heridas e impurezas, a Aquel capaz de sanarlo y transformarlo. Es alabar. Agradecer. Abrazar la voz de Dios. “Escuchadme y viviréis”, dice Él. Es abandonar el cautiverio al que te somete tu propia maldad. Es gritar en silencio, reconociendo con tu sola respiración, que quieres y necesitas vivir dependiendo de la Fuente de toda vida verdadera. En perdón. En esperanza. En amor. 
Sólo así puedes ser y sentirte rescatado. Reencontrado. Revivido. 

“Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: ¡Aquí estoy!” - Isaías 58:9

Feliz 2013 amig@.