Cuando leemos Génesis, pareciera que la creación de Dios acaba en 7 días, pero no quiero creer que sea así. De hecho, creo que sólo lo parece porque...
Necesito que Dios cree y re-cree mi vida día tras día. Necesitamos que Sus manos modelen cada momento nuestro ser y que Su aliento mantenga encendida la chispa vital, la fuerza del ser, del movimiento. Todo ello para, entre otras cosas, reconocer que nuestras capacidades son suyas y que nuestras incapacidades son el lugar donde Él se hace fuerte. También ese debe ser el sentido del séptimo día, del Sábado: mirar a Dios y admirar su obra, y darnos cuenta de la necesidad de volver a ser creados a su imagen y semejanza.
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