viernes, 25 de julio de 2008

Publicidad y Educación I


El aire que respiramos es un compuesto de oxígeno, nitrógeno y publicidad”. Lo dijo Robert Guérin hace medio siglo, y seguro que en aquel momento no era consciente de la trascendencia de sus palabras, de la razón que estas albergaban y de la nueva fórmula que iba a marcar y marca nuestros pasos y respiración en la vida.
Mediante este artículo pretendo demostrar la relación tan intensa que se establece entre publicidad y educación, tener una idea clara de ambos conceptos, y poder responder con una actitud crítica y reflexiva; con el objetivo de poder filtrar las partículas contaminadas que flotan en el aire y que dañan nuestro desarrollo como seres humanos, y desde una perspectiva cristiana, como hijos de Dios. 
Actualmente los medios de comunicación o de masas son el soporte y trampolín para la publicidad que inunda cada rincón como si de una pandemia se tratase. La única forma de escapar a ésta es dormir. Convivimos con la publicidad, nos desarrollamos con ella, y por lo tanto, sin obviar nuestros principios cristianos, nos situaremos desde una posición analítica marcada por la reflexión y no desde una perspectiva que considere a la publicidad como demoníaca y transformadora. 


Publicidad y Educación: aclarando conceptos
Publicidad

Hay decenas de definiciones sobre la publicidad, unas más acertadas y otras quizás un tanto incompletas; recogiendo algunas de ellas y sin otro fin que aclarar el concepto y tener una idea sólida de lo que es, entenderemos por publicidad un proceso de comunicación encargado, basado en estrategias persuasivas transmitidas a través de medios masivos o selectivos, donde el anunciante, siempre identificado, tiene como objetivo informar o influir en la conducta del receptor. 
También se le procura adjudicar una fecha desde la que partir y darle historia al concepto. Se habla de que ya en la antigua Grecia y Roma encontramos vestigios de la publicidad persuasiva en soportes populares, o que como instrumento económico que promueve la demanda su inicio está en Inglaterra en el siglo XVIII. Pese a todo esto, me atrevo a lanzar una nueva hipótesis sobre el comienzo de la publicidad que hasta ahora no he escuchado. Elena G. De White en su libro de La Educación, pág. 24, hablando de Génesis 3:1-6, donde se nos relata la desobediencia de Adán y Eva, dice lo siguiente: “… Aunque Satanás decía haber recibido mucho bien por haber comido del fruto prohibido, ocultó el hecho de que a causa de la trasgresión había sido arrojado del cielo. Esa mentira estaba de tal modo escondida bajo una apariencia de verdad, que Eva, infatuada, halagada y hechizada, no descubrió el engaño…”. ¿Qué ejemplo de publicidad más claro que este se nos puede ofrecer? ¿Producto a vender? El pecado, la muerte; ¿Forma persuasiva en la tentación? Presente y perfectamente descrita por Elena G. De White: escondida bajo una apariencia de verdad, que Eva, infatuada, halagada y hechizada; ¿Medio selectivo? En el perfecto Edén, un árbol especial, una serpiente que comunica; ¿Anunciante? Satanás; ¿Objetivo influir? Sin duda, desviar a la obra maestra de Dios de sus perfectos caminos. ¿No es esta una magistral y primera acción publicitaria de la cual se tenga constancia?
Lo cierto es que, y salvando esta pequeña anécdota como ejemplo, es preciso llegar a los años cincuenta, después de la Segunda Guerra Mundial, para encontrarnos con la publicidad tal como hoy la entendemos, usando los medios masivos de comunicación que hoy rigen y dirigen. No es que lo anterior no sea publicidad, sino que hoy por hoy, y para su análisis en este pequeño ensayo, debemos entender que publicidad es un concepto que va unido a medios de comunicación que son los que hoy encontramos, que son con los que hoy convivimos. Pero teniendo ya una idea clara de lo que supone publicidad, será más tarde cuando hablemos de los medios de comunicación masivos y su tremenda relación con todo esto.


Educación

Como hemos comentado al principio de este artículo nos situamos desde una postura en la que no podemos obviar nuestros principios cristianos, y por lo tanto, la definición que le adjudicaremos a la educación estará dentro de estos parámetros. 
Acogiéndonos a palabras de Elena G. De White, entenderemos por educación el proceso que abarca todo el ser y todo el período de la existencia accesible al hombre, en el que se produce el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales. Éstas preparan para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero. Recordando unas palabras del apóstol Pablo y en añadidura a esto, como dice en una de sus cartas en Colosenses 3: “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. Teniendo esto claro y sabiendo que cada acción que desarrollemos debe ser para el Señor y no debe separarse de la rectitud de sus caminos dentro de nuestra visible humanidad caída, afrontamos las siguientes preguntas: ¿verdaderamente influyen los medios de comunicación?, ¿hay relación entre publicidad y educación?, ¿es la publicidad un fenómeno social? finalmente, ¿educa la publicidad?.

1 comentario:

Lázaro dijo...

Querido Samu:
Me gusta mucho tu idea del blog, orientado a la relacion entre publicidad, educacion, y vida religiosa. Digamos que es algo que no debemos dejar de analizar. Y ya que ahora empiezas a ser un nuevo entendido en materia, pues mejor que mejor!

Lo poner esta iniciativa en blogger me agrada, es interactiva, para cualquier discusion que pueda salir (ya sabes que me gusta introducir polemica, por tanto comentarios largos y debates, están asegurados) y además el aire es diferente a cualquier foro (y mucho más cómodo de programar)
Asi que felicidades por tu iniciativa, y bueno, que sepas que trataré de ayudarte en todo lo que necesites ;)
un abrazo