El ejemplo de Cristo nos muestra una existencia orientada hacia las necesidades de los demás. Jesús no habla de una entrega parcial de nuestro tiempo y vida a la voluntad de Dios, sino de una entrega total. La eclesiología, la comunidad de fe, tiene el potencial de convertirse en un referente moral para el mundo. No por ella misma, sino porque la ética de Jesús es una ética de máximos. Si la iglesia quiere ser relevante tiene que responder a las necesidades sociales actuales, responder humanamente desde principios divinamente inspirados. Praxis social: «todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena» (Mateo 7:26).
Si Pedro hubiese llevado la teoría a la práctica: «aunque todos te abandonen, yo no [...]. Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré» (Marcos 14:29-31), otro gallo hubiese cantado. ¿Qué diremos y haremos? Isaías 58; 61; Jeremías 22:16; Mateo 25:31-45; Santiago 1:27. Entonces la iglesia tendrá sentido.
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