Comunicación es igual a: Publicidad, programas de TV, Radio, Prensa, Internet, móvil, hablar, bla bla bla. Correcto, no hemos fallado, pero… en muchas ocasiones nos olvidamos que nuestro cuerpo comunica, y mucho.
Cuando miento, mi madre se entera -¿cómo?. Cuando estoy enfadado, mi hermano lo nota - ¿qué te pasa?. Cuando veo a un político – mmmm… ¿Calificarías esto de intuición, corazonada, presentimiento? Puede ser y desde el punto de vista técnico lo podríamos llamar la capacidad para leer las claves no verbales de otra persona y compararlas con las señales verbales. En muchas ocasiones, aunque las palabras quieren decir una cosa, el gesto y el cuerpo transmiten otra muy distinta.
Aseguran los investigadores que el impacto total del mensaje verbal, es decir, las palabras, suponen un 7%, el tono de voz y los matices 38% y un 55% el mensaje no verbal (los gestos, la actitud, las expresiones). Además, afirman que el componente verbal de una conversación cara a cara es menor al 35% y que más del 65% de la comunicación es de tipo no verbal.
Podríamos decir así que el canal verbal proporciona principalmente información, mientras que el canal no verbal expresa actitudes. En la parte más social de las personas, en su convivencia, en las relaciones con otras personas el cuerpo habla a cada momento. Una mirada que mata, rascarse la nariz o taparse o tocarse los labios al mentir, cruzar los brazos a la defensiva, tocarse el pelo repetidas veces queriendo ser querido…
Y este tipo de comunicación que discurre innatamente, sin previo aviso dice tanto de nosotros que hemos de tener cuidado y procurar buscar la coherencia entre lo que se piensa y lo que se dice, porque los gestos hablan y proporcionan la imagen que la gente tendrá de nosotros. Así, saber interpretar y saber hablar con el cuerpo nos ayudarán a comunicarnos.
Pensando sobre esto, se me ocurren algunas preguntas: ¿cuánto bueno o malo dicen mis gestos de mí?, ¿cómo puedo aplicarlo a mi vida cristiana?
Y tenía en la mente el pasaje de Marcos 1:40-45, que cuenta que un leproso se le acercó a Jesús, y reconociendo su condición de leproso y reconociendo que Jesús podía curarle aún con decir una sola palabra; Jesús extendió su mano y lo tocó y le dijo estas maravillosas palabras: "Quiero, sé limpio".
Jesús no sólo habla, también mueve sus manos, tiene gestos que interpretar y que comunican mucho. Jesús extiende su mano, e imagino que para el leproso, esto, más que mil palabras o un sermón, es lo que le comunica, le tranquiliza y le hace saber que va a ser curado. Imagino la cara del leproso, una persona considerada sucia por fuera y por dentro, un desecho social. Imagino la cara del leproso cuando Jesús tiene ese gesto. Qué sonrisa, qué sorpresa, qué bendito gesto de salvación.
Cristo, hasta en lo más mínimo, es el ejemplo de la perfecta comunicación.
Sabemos y conocemos sus palabras, su información, y con eso me basta y sobra para creer en él; pero por desgracia nos hemos quedado sin su tono de voz, sin toda esa comunicación no verbal. ¿Cómo sería que cientos y miles de personas lo seguían, escuchaban en el monte y se maravillaban en las sinagogas?
Jesús era coherente entre lo que pensaba su mente, destilaban sus palabras y decían sus gestos. Espero que nos demos cuenta de la importancia de una mirada, de un guiño, de una expresión, y veamos en ese gesto de extender la mano una clave de la salvación. De hecho, Jesús, así murió, con los brazos extendidos, con un gesto eterno de amor.
5 comentarios:
Todos hablamos, incluso cuando no pronunciamos palabra alguna... el silencio también se escucha (y se interpreta). El gran problema de la humanidad es . . . QUE NO ESCUCHA
¿POR QUE NO ESCUCHAS?</a
Hola hermanito!
Qué idea tan buena el utilizar este blog para tratar estos temas. A mi me resulta muy interesante y si lo necesitas estoy dispuesta a colaborar en lo que quieras. ¡Esto de que internet esté teniendo tanto boom tenemos que utilizarlo a nuestro favor! Iré entrando a menudo para estar al día. ¡Ánimo! Xira
Muy bueno este, lo he leido despues de otros pero muy buena erflexion, agil y directa.
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