
Pero no los hay.
Estamos en números rojos. La cuenta corriente de los recursos naturales que posee la Tierra tiene un déficit de un 30%, el porcentaje en el que la demanda de la Humanidad ha superado la capacidad de abastecimiento del planeta.
Los datos son desastrosos: en 30 años han disminuido un 60% en los bosques tropicales, las aves han desaparecido un 20% y uno de cada cuatro mamíferos está en riesgo de extinción. Los embalses y presas (hay 45.000 en el planeta), los trasvases, la contaminación de las aguas y la sobreexplotación pesquera (que ya afecta al 75% de los caladeros mundiales) son otros factores que están afectando a la vida del planeta. Por otro lado, en el documento se mide la huella ecológica, es decir, lo que cada habitante necesita para tener cubiertas sus necesidades. Y ahí nuestro país ocupa el número 12 del ránking mundial.
El mundo está preocupado por la crisis financiera, lo que realmente amenaza a la sociedad es la crisis del crédito ecológico.
Luego, muchos acusan a Dios del estado lamentable del planeta y no se dan cuenta que nuestra opulencia es a la vez nuestra propia destrucción. Vemos a niños muriendo de hambre a través de la televisión. Apenas nos afecta. Pero sí culpamos a Dios de sordo, mudo y ciego, mientras vemos esas noticias en nuestras grandes mesas repletas de sabrosos platos. Nuestra opulencia, es su destrucción.
http://www.youtube.com/watch?v=LgZY78uwvxk
http://www.youtube.com/watch?v=dHIO0in4vtg&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=TgAU6ZdK4hU&feature=related