domingo, 18 de enero de 2009

Respondiendo a las acusaciones con abrazos

(Te costará leerlo aprox.: 1min. 49seg.)
Como portadores de unas creencias, a veces nos vemos “obligados” a responder frente a pensamientos contrarios y a acusaciones sobre lo que creemos o creen que creemos. De manera especial nos encontramos en esta situación en Internet, en foros, en comentarios de temas…
Escribo esta entrada porque me he encontrado en ese contexto varias veces en el que hay que aclarar o explicar cosas, y porque también me he topado con respuestas de creyentes que tiran por tierra cualquiera de sus palabras desde el momento en el que se ve el tono con el que lo hacen; y eso, me duele.
A la hora de responder ya sea física o virtualmente, hemos de hablar o escribir
como si las palabras fueran abrazos, colchoncitos, y no armas arrojadizas.

La experiencia dice que no funciona…
- … hablar como si tuvieses la verdad absoluta y el otro estuviese total e irremediablemente equivocado.
- … responder con un tono de “listillo” y ácido.
- … entrar en un juego de sandeces, borderías o insultos (no siempre ocurre, pero muchos acusan con palabras feas y no podemos responder con lo mismo, eso no es una actitud cristiana).
- … decir algo sin antes comprobarlo o contrastarlo.
- … darse golpes contra una pared.

Lo que sí funciona es…
+ … contestar escuchando sus argumentos y atendiendo sus palabras.
+ … hablar con humildad de corazón a corazón.
+ … desde el respeto y buscando el bien de los dos y el enriquecimiento en el diálogo.
+ … responder desde la experiencia propia, desde aquello real que no se puede negar.
+ … responder con base, fundamento, atando cada hilo, estando seguro de lo que se dice.

No se trata de discutir, se trata de razonar. Jesús dijo: “…os envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sed astutos como serpientes y pacificadores como palomas(Mateo 10:16).

2 comentarios:

Xmk dijo...

Tomo nota, que lo sepas ;D

Samuel Gil Soldevilla dijo...

jaja, gracias Alex ;)