(Te costará leerlo aprox.: 2min. 14seg.)
El caso es que mi padre es pintor, no de cuadros, sino de paredes y techos; y cuando llega el verano, se convierte también en mi trabajo siempre que puedo ayudarle. La pasada semana nos tocó pintar unas habitaciones de unos colores un poco… diferentes a los que solemos pintar. En una de las habitaciones pintamos dos paredes de azul cielo, y las otras dos de azul oscuro y se producía un gran contraste. En otra habitación pintamos dos paredes de negro negro y las otras dos de rojo rojo; y yo pensaba: “sería incapaz de dormir entre estos colores, vale que cuando cierras los ojos ya no ves nada (¡muy bien Samu!), pero el ambiente al entrar ya es tenso con esos colores y estoy seguro que acaban cansando. Quizás estarían mejor en el salón, pero en una habitación donde vas a descansar…”. Y pensé en los colores y en lo que comunicaban, y en la importancia de esto en el ministerio cristiano.
El color en sí no existe (empezamos bien). Es más una apreciación subjetiva nuestra. Es una sensación que se produce en respuesta a la estimulación del ojo y de sus mecanismos nerviosos, por la energía luminosa de ciertas longitudes de onda. Por eso, y dependiendo del contexto en el que cada ser humano se desarrolla, por ejemplo, los esquimales distinguirán 30 tonalidades de blanco, y yo, sólo 2.
Pero más allá de definiciones, el color es muchas veces dejado de lado y pocas veces pensado en profundidad. Es un elemento de suma importancia para la identidad, presentaciones, blogs... Por ejemplo, si hablamos de marcas, la buena utilización del color otorga “pistas” al usuario y públicos para que su mente la recuerde e identifique (si hablamos de azul y amarillo sabemos que es Pepsi, si lo hacemos de rojo y blanco, Coca-Cola).
El color es de los elementos visuales que más rápido se procesan mentalmente y posee mucho poder de atracción o rechazo dependiendo del uso que se le de. En definitiva todo lo que los colores pueden llegar a expresar y hacer sentir al espectador forma parte fundamental de la base de un buen diseño.
Sabemos que los colores son generadores y partícipes del estado de ánimo de las personas. Por ejemplo, según Pantone (empresa artes gráficas), desde el 2001 hasta la fecha en Estados Unidos se ha dado un notable aumento del consumo del color azul cielo provocado por su capacidad de dotar de paz y estabilidad a los diseños, todo esto acorde al nuevo gusto de los públicos tras los atentados del 11-S.
El color es sumamente informativo, al tener distintos grados de percepción y combinación, los colores en su contexto provocan y llaman la atención, haciendo que el ojo se pose para la interpretación del mensaje. Es un gran iniciante del proceso comunicativo. Además de su significado psicológico, los colores poseen una significación simbólica o codificación cultural. Normalmente los asociamos así:
AMARILLO: Triunfo, éxito, dinero, para personas que triunfan.
ROJO: Color de la sangre, juventud, pasión, sensaciones fuertes.
BLANCO: Limpio, puro, consumo para todos.
AZUL: Frío, enfría situaciones, da sensación de frescor.
VERDE: Naturaleza, para productos aparentemente ecológicos.
ROSA: Infantil, cariño maternal.
NARANJA: Emotivo, sensualidad, alegría.
MARRÓN: El color del hombre, masculiniza situaciones.
NEGRO: Elegancia, misterio, sofisticación.
Por eso, hemos de ser cuidadosos en cómo combinamos los colores. Los estudios de "eyetracking" (seguimiento de movimientos oculares) confirman que los usuarios no miran las áreas con colores de fondo y se centran preferentemente los contenidos el fondo blanco. Por supuesto, todo dependerá de la combinación y el motivo del diseño.
Creo que hay algo muy claro. Dios pudo habernos dejado en un mundo plano y gris; no habríamos sabido establecer la diferencia, pero no lo hizo así. Salpicó de naranja el amanecer y limpió el cielo para que luciera azul. Dios es un Dios de colores y supo, perfectamente, cómo combinarlos. Él le dio importancia a esos detalles y nos insta a hacerlo también hoy. Él fue el artista, y como nos hizo a su imagen y semejanza, algo de eso tenemos también. Aprovéchalo y úsalo. Como publicitario, yo te diría: “Dale color a tu vida”, ese color que el Señor te da. Y recuerda, los colores no los creó el Photoshop, los hizo las manos de Dios.