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Los cuerpos delgados venden más que los “normales”. ¿Podremos cambiar nuestra forma de pensar? Recientemente se dio a conocer un estudio realizado por dos universidades de Estados Unidos, en el que se analizó la relación entre los modelos que se utilizan en publicidad y la forma en que influía esto en la imagen de la marca que tenían los espectadores. La investigación fue realizada entre mujeres de 18 a 24 años y los resultados mostraron que: aquellas publicidades que muestran mujeres muy delgadas generan en las televidentes una mejor imagen de marca y mayor propensión a la compra, y al mismo tiempo hace que las mujeres sientan baja autoestima. Por el contrario, aquellas publicidades que muestran modelos con cuerpos más reales llevan a que las mujeres se sientan mejor con ellas mismas pero no arrojan resultados positivos en lo que a imagen de marca y venta de la misma refiere.
Frente a esta perspectiva cabe preguntarnos si son realmente culpables los medios de comunicación del modelo de mujer y hombre que hoy predomina (sobre esto hablamos en el artículo Publicidad y Educación I y II). Necesitamos saber, aprender y enseñar a decodificar estos mensajes.
Pese a que no es sencillo cambiar un "paradigma" ya instaurado, está en la sociedad poder ver más allá y estar dispuesta a percibir el nuevo mensaje. Está en nuestras cabezas poder cambiar la concepción de mujer "ideal" que tenemos y recibir a la mujer "real".
En este país, uno de los más preocupados cada día en la belleza exterior, ¿seremos capaces de darnos cuenta de que somos más de lo que vemos?, ¿conseguiremos, como hacía Jesús, mirar más allá y valorar a los demás dejando a un lado su aspecto externo? Ojalá que nuestra perspectiva del hombre no sea la que pretende la industria del cuerpo, que engaña, seduce y te reduce a un "cool body" "cuerpo guay".
1 comentario:
Primero te bombardean con imágenes de chicas "perfectas" hasta que consiguen imponer su canon de belleza en tu cerebro. Después tu cerebro trata de imponerlo en tu cuerpo: dieta, gimnasio, más dieta, sigue sin dar los resultados esperados, más gimnasio... La única forma de acabar con esas imperfecciones que aún te molestan es pasar por el quirófano. Y piensas que ya está, pero entonces descubres que te falta un retoque más para ser "perfecta": de nuevo al quirófano. Y así una y otra vez. Te has vuelto esclava de tu cuerpo.
No estoy haciendo un resumen del vídeo, sino contando la historia de varias chicas que conozco. Y yo podría haber terminado como ellas. Lo único que me libró de entrar en ese círculo vicioso fue conocer a Jesús… al leer su historia me di cuenta de que vale más la pena invertir tiempo en trabajar mi interior que mi exterior, porque ahí es donde realmente estoy llena de imperfecciones. Y a pesar de todo Dios me acepta como soy; no sólo eso, sino que me cambia (créeme, es mejor que cualquier cirujano plástico).
Y así, no necesito sentirme valorada por los demás por tener un cuerpo 10 o una cara bonita; sé que mi verdadero valor está en que soy un ser humano en las manos de Dios. Y gracias a ello, soy LIBRE.
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